Me horroriza
ver las puertas
de las casas tapiadas,
sus ventanas,
inaccesibilidad completa.
¿Qué fue de quien
vivió allá en algún momento?
¿Qué vivencias se
habrán compartido?
Alguien iría a
comprar el pan, otro u otros a trabajar cada día,
quizás una madre
cuidando a sus hijos desde pequeños hasta mayores.
Posiblemente
hasta habría música sonando muchas veces.
Y llantos, penas,
sonrisas, carcajadas o gemidos carnales…
¿Quién sabe?
Pudo haber todo
lo contrario,
pero hubo vida,
movimiento,
unos seres que
respiraban,
amaban,
miraban al cielo,
exclamaban,
rezaban o simplemente,
se recogían al
llegar la noche.
Me horrorizan las
casas tapiadas,
no por temor a espíritus
merodeando,
ni sombras
penetrando en la noche,
pero pienso,
¿podrán aguantar
esas paredes
su interior
vacío?
Quizás sea
parecido a mi silencio interior,
cuando las
sombras se apropian de mi sueño
y no encuentro
explicación
a todas mis
pesadillas.
🏡💖
ResponEliminaMolt bonic, Gabriel...Són ben tristes les parets tapiades, cert. M' encanta el teu escrit.Una càlida abraçada des de la petita ciutat d' Igualada.
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