Quisiera escribir
un poema
de ramas de otoño en invierno,
con hojas doradas y rayos de luna
mezclados con claros de sol.
Embadurnaría las horas
de pellizcos de besos dulces,
hacia esos montes perdidos
que la soledad, a veces, destapa.
No sé aún si siento
dolor o lluvia,
si es nieve efímera o congelante,
si es una mirada sin sentido
hacia un espejo convexo.
Pero sí sé, sin
comprometerme,
que este invierno esquiaré
por las montañas de hierro
forjadas con el desengaño.
Apenas pasarán
los días
y amanecerá otra primavera,
otra excéntrica manera
de asaltar nuevas maravillas.
Y el sol se confundirá
con la miel de panales vacíos.
“Drets reservats – Derechos reservados”