Cos estrany extret del coll de l'Àgatha
Cuerpo extraño extraído de la garganta de Àgatha
Parlem
de retallades?
El
passat 28 de novembre entrava per la porta d’Urgències de l’Hospital de la Vall
d’Hebron de Barcelona, a gairebé dos quarts de dues del migdia amb la meva
filla petita perquè s’havia empassat un “cos estrany” i el tenia encallat al
coll, amb la perillositat de que es pogués desplaçar cap a la tràquea i les
nefastes conseqüències que hauria pogut provocar.
Fins
a dos quarts de quatre no traspassàvem la porta d’accés als boxes d’urgències,
fins a les vuit del capvespre no entrava a quiròfan i fins a les dues de la
matinada no arribàvem a casa després d’una jornada d’insomni.
D’aquella
experiència em queda la imatge de la meva filla autista, pacientment asseguda
am la boca mig oberta, la llengua arronsada i bavejant una mica, esperant
durant llargues hores a que fos atesa, quan mai aconseguim que s’estigui més de
cinc minuts sense aixecar-se de la cadira.
No
puc tenir cap queixa del personal que ens va atendre, ells no en tenen la culpa
de que degut a les retallades imposades pels nostres estimats governants, les
estones d’espera hagin esdevingut infinites, i les conseqüències que poden provocar
a pacients que degut al temps d’espera puguin veure agreujada la seva malaltia.
¡¡Governants
pocavergonyes, ja n’hi ha prou de tocar i retallar el que és del poble!!
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Hablamos de recortes?
El pasado 28 de noviembre entraba por la puerta de Urgencias de l’Hospital de la Vall d’Hebrón de Barcelona, aproximadamente a la una y media del mediodía, con mi hija pequeña porque se había tragado un "cuerpo extraño" y lo mantenía atascado en el cuello, con la peligrosidad de que se pudiera desplazar hacia la tráquea y las nefastas consecuencias que habría podido provocar.
Hasta las tres y media no traspasábamos la puerta de acceso a los boxes de urgencias, hasta las ocho de la tarde no entraba en quirófano y hasta las dos de la madrugada no llegábamos a casa después de una jornada de insomnio.
De aquella experiencia me queda la imagen de mi hija autista pacientemente sentada con la boca medio abierta, la lengua encogida y babeando un poco, esperando durante largas horas a que fuera atendida, cuando nunca conseguimos que esté más de cinco minutos sin levantarse de la silla.
No puedo tener ninguna queja del personal que nos atendió, ellos no tienen la culpa de que debido a los recortes impuestos por nuestros queridos gobernantes, los ratos de espera se hayan convertido en infinitos, y las consecuencias que pueden provocar en pacientes que debido al tiempo de espera puedan ver agravada su enfermedad.
¡¡Gobernantes sinvergüenzas,
ya basta de tocar y recortar lo que es del pueblo!!
L'Àgatha i la llarga espera
Àgatha y la larga espera
Amigo Gabriel, apoyo tus quejas y comparto los improperios que diriges a los políticos y hasta considero que eres muy comedido con ellos, que son los causantes de las desgracias que nos aquejan.
ResponEliminaAunque no quiero entrar en faceebok, sí lo haré en tus pots aquí, pues no perder el contacto contigo.
Un fuerte abrazo.
José María.
EliminaMe honras con tu paso por mi espacio, siempre siempre.
Un muy afectuoso abrazo.
Amigo mio, al igual que muy bien dice Jose María, comparto tu sentir e incluso, amplifico la queja hacia esos sinverguenzas de MIERDA. Dicen, que son más que una pequeña minoria...¡¡Menudo consuelo verdad!! pero a mi me gustaria saber, en proporción, a cuanto asciende esa "pequeña minoria"
ResponEliminaMe alegra todo este bien, abrazos.
Antonio
Antonio.
EliminaQué buena tu novela, ¿cómo anda Pedrito Pedraja? jajaja
Un fortísimo abrazo, querido amigo.
un bon i trist testimoni gabriel, una mostra més de les conseqüències de la lamentable actuació del món polític i econòmic sobre les persones més indefenses
ResponEliminacelebro que finalment tot quedés arreglat
salutacions !
joan
Joan.
EliminaUn plaer i un honor la teva visita.
Ja n'etem fins els d'allonses de que ens ho toquin tot.
Una forta abraçada, molt agraït pel teu suport.
Gabriel es lamentable que ocurran cosas así,no se hasta donde nos van a llevar estos gobernantes que muy llamas sinvergüenzas, y de los que solo oímos sus casos de corrupción, y de robo descarado, que luego se traduce en estos terribles casos que nos ocurren a todos.
ResponEliminaSolo cabe encomendarnos a la suerte y que lo que nos ocurra no tenga mayores consecuencias.
Me llega mucho todo lo de tu hija, ya lo sabes, lo mas importante es que ella esté bien.
Miedo me da pensar que en enero tengo que volver a pasar por el quirófano, porque según está todo, no se.
Un beso enorme
Asun.
EliminaPrimero de todos ánimo por Enero, un deseo infinito de que stodo salga bien, que seguro así será.
Por otro lado clarovque empezamos a sufrir las consecuencias de tanto retoqueteo, ¿por qué no se recortan a ellos y no a los que estamos debajo de la pirámide? es lo de siempre el de arriba se come al de abajo.
Muchos besos, querida amiga.
Me alegro de que haya terminado bien. Es una vergüenza todo lo que estamos sufriendo por culpa de los impresentables que, se supone, nos representan. Por lo menos, siendo tú una persona inteligente, has sabido ver que el personal del hospital no tiene la culpa de nada. Hay mucha gente que la toma con los funcionarios, cuando lo que hacen es intentar cumplir con su trabajo del mejor modo posible con los cada vez más escasos medios disponibles. Y te lo digo yo, que soy funcionario y se de lo que hablo.
ResponEliminaUn abrazo.
Alberto.
ResponElimina¡cómo me alegra tenrte por aquí!
En efecto, la profesionalidad y buen hacer del personal es innombrable, los recursos recortados son los que empezaran a crear desgracias, a la mierda con todo este politiqueo barato, que tantas veces desvían por otros derroteros para confundir a las personas.
Un gran abrazo, querido Alberto.
El sistema de salud es un caos y yo también lo he vivido en carne propia cuando me enferme. Gracias a Dios que lo de tu hija no se complico.
ResponEliminaLos políticos en vez de estar robándose el dinero del pueblo debería distribuirlo equitativamente y tener por bandera el bien común.
Un abrazo.
Serge.
Serge.
ResponEliminaGracias por tus palabras. De veras que se convirtió casi en una epopeya ese día.
Un fuerte abrazo