Imagen, Pixabay
Hoy,
aún puedo pensar en el viento
que me traiga colores de
azucenas
y aromas de jazmín azul,
para paladear momentos de
verano
envueltos por nostalgias
caniculares.
Ni la humedad de esta mar
bravía
haría variar un ápice,
la templanza de unos días
angostos,
por este calor, húmedo y
penetrante,
de un mes de julio, en su
camino
hacia los rompeolas de la
pasión en calma.
No estoy bordeando
claroscuros,
ni velas que giren mar
adentro
buscando el horizonte entre
calima,
pues las gaviotas vuelan en
silencio
y las olas permanecen en
remanso
sobre pliegues de espejismos
evaporados.
Hoy,
aún puedo creer que este
verano
acabará trayéndome nuevos
puertos,
donde varar mi pequeña barca
blanca,
tras surcar mi mar inventada
por este momento de soledad
franca.
“Derechos reervados”
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